viernes, 28 de mayo de 2010

PRESENTACIONES

Los comienzos nunca fueron fáciles, por eso creo que lo primero que debería hacer es presentarme.

Soy Búho, porque de niña, de muy niña así me llamaban. Lo miraba todo con los ojos tremendamente abiertos, procurando que no se escapara nada a mi percepción visual, lo que, como todo en esta vida, trajo sus consecuencias. A medida que iba cumpliendo años mis ojos se iban cerrando, de manera casi imperceptible, pero lo suficiente como para, llegada la edad que tengo, presumir de unos pequeños ojos que sólo dejan ver lo que realmente merece ser visto, y os puedo asegurar que cada vez veo menos. Supongo que llegará un momento en el que mi rostro luzca o desluzca dos frágiles líneas por debajo de las cejas que ya no me dejen ver nada, pues nada desean ver o nada es deseado ver. Creo que no sólo me pasa a mí, de hecho, si os fijáis bien, existen más personas como yo. Es un fenómeno inversamente proporcional, cuanto menos quieren ver tus ojos más trabajan los recuerdos y más fabrica tú imaginación, por eso al final siempre nos llaman loc@s, l@s del ceño fruncido y parc@s en palabras. Tal vez sólo se trate de mirada selectiva, pues el tiempo es un gran aliado del criterio, o al menos así debería ser, o al menos para mí lo es. Supongo que pensáis que de ser así es incomprensible que decida utilizar Búho como pseudónimo, pero tiene su explicación.
Hay momentos en los que mis ojos se vuelven a abrir de par en par, en los que devoro sin piedad con la mirada lo que tengo enfrente ( no estoy refiriéndome a ningún cuerpo escultural)
momentos en los que vuelvo a ser Búho , al acecho, observando, analizando, oculta en las sombras de una inesperada oscuridad donde nada parecía llamar la atención.


Un saludo.

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