Hay gente que piensa que puede conocer a las personas por su aspecto, por su embalaje, dan por hecho que si tienes tal o cual aspecto serás de tal o cual manera predeterminada y lo peor, te guardarán en el armario clasificado según seas dulce, pasta, arroz o mayonesa, sin detenerse a observar los matices del individuo.
Hay manzanas sabrosísimas y otras completamente insípidas, sucede lo mismo con las naranjas, los tomates o la remolacha, no se puede juzgar un montón por la relacción mantenida con la unidad, pero... nosotros no somos productos de supermercado, o no deberíamos serlo.
Últimamente parece que está de moda ser lo que los demás quieren que seas, esta de moda la despersonalización y no me refiero a la forma de vestir ni a los discursos aprendidos que hacen parecer más o menos interesante al que los recita, sino a la manera de vivir, voy más allá, a la manera de existir.
Si con una barita mágica pudiéramos transformar todo a nuestro alrededor en una película muda y nudista, tal vez se vería más claro qué y quiénes somos, tal vez la mayoría se sorprendería al descubrir todo lo que no son.
A mí no me pueden comprar o vender en ningún supermercado humano, porque aún puedo decidir, porque aún me queda un poquito de libertad, y el día que la pierda me transformaré en el producto feo de la tienda que nadie quiere mirar.
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2 comentarios:
Desgraciadamente, esa barita mágica... no existe... y si existe no la quieren utilizar los poderosos...
Saludos y un abrazo.
ojala existiera la magia para poder cambiar aquello que esta mal en el mundo...
Abrazos...
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