Me gusta el viento, el suave, el agresivo, el húmedo, el seco, el cálido o el frío, cada uno de ellos me traen recuerdos que no sé de donde salen ni a donde quieren ir a parar.
Últimamente me quedo hipnotizada mirando la ropa tendida cuando la brisa la hace bailar, todo a mi alrededor se detiene, incluso el silencio se adueña del momento. Una sábana se deja llevar, se deja acariciar, poseer con dulzura de la suavidad de un viento que no parece querer otra cosa que jugar, con esa prenda ligera que en sus manos se vuelve arte.
Me parece maravilloso poder disfrutar de estos instantes sencillos, me relajan y me evaden de la realidad, a menudo tan pesada.
1 comentario:
Deja que sople... deja que nos arrulle....
Saludos y un abrazo.
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