sábado, 28 de agosto de 2010

CUMPLEAÑOS


Hoy es mi cumpleaños.

Si miró el reloj del tiempo que me construye por dentro debo admitir que no me reconocco. Me resulta difícil rascar la corteza de la imagen que he creado para evitar que los carnívoros acaben conmigo.

Hubo, en algún lugar, una niña confiada que creía que quería a su "mamá" y... que creía, sin saber si lo sentía, que su madre también la quería.

Es duro descubrir la verdad, con los años aprendes a cerrar los ojos y no dejar escapar las lágrimas delante de "ellos", los secuestradores de sueños, los asesinos de ilusiones, los que viven anclados perennemente a la tierra, incrustados en la más sucia realidad. Con los años aprendes a no entregarle tus lágrimas a cualquiera, porque proceden de la parte más sensible de tú Alma, y esa es la esencia de la sensibilidad que nos protege y nos hace vulnerables.

Llevo años conociéndome y puedo asegurar que no dejo de sorprenderme, para bien y para mal, y me gusta.

Me destruyo y construyo constantemente, en ocasiones disfruto observándome caer, porque si algo debemos aprender los seres humanos, que nos preciamos de serlo, es a ser pacientes, a callar y escuchar sin prejuzgar, a no olvidar lo que fuimos hace siglos, hace un año y hace un minuto y, sobre todo, a que ESTAMOS VIVOS y, como todo lo que vive y existe, NO PODEMOS PERMANECER ESTÁTICOS, NO DEBEMOS.

Un año más que contar, un año en el que he aprendido un poco más de mí y de los demás, un año más en el que la corteza que forja mi imagen se matiza y se camufla para no llamar la atención del vacío, porque allí están "ellos".

Feliz, feliz en tú día...

domingo, 15 de agosto de 2010

UNA SONRISA CONTAGIADA


Son las 6.30 de la mañana, rezagados, agotados por la noche, transitan hacia ninguna parte los herederos del H. Chinaski más vulgar. No me atrevo a mirarles a los ojos porque me da miedo caer en el vacío que hay en ellos. Camino, concentrada en mi misma, sin preocuparme más que en esos pensamientos que a ciertas horas se dejan llevar por sensaciones frugales.

Una voz extraña, dulce, en un tono poco habitual, me saca de mi ensimismamiento, levanto la mirada y me encuentro con un hombre, algo perjudicado por el elixir que todos conocemos por referencia o trato. Se vuelve a dirigir a mí con una dulzura que llama la atención.

Descubro que no es de aquí, pero es tan educado a pesar de su estado de embriaguez, que te invita al acercamiento sin miedo.

Me pregunta algo que no entiendo, se disculpa y se esfuerza para hacerse comprender, pero no hay forma, así que finalmente con una sincera sonrisa se despide y continua su camino. Yo me quedo mirándole un rato sin percatarme del regalo que me ha hecho, su sonrisa quedó petrificada en mi rostro toda la mañana.

Qué fácil resulta sonreír y que difícil lo hacemos, con lo sencillo que es contagiarnos de felicidad unos a otros, aunque sea sólo por unas horas.

Gracias, a ese desconocido que me puso en los labios y en alma un granito de alegría para llevar una mañana que no se presentaba nada buena.

viernes, 13 de agosto de 2010

DEJADME SOÑAR


¡ Dejadme soñar! Mientras sueño estoy viv@, no podéis arrancarle esa parte a la existencia sin mutilar la esencia de mi Alma.

Seccionar de mí el miedo inútil que paraliza cualquier resolución, que fagocita los sentidos entumeciendo la razón, pero no os llevéis los sueños, los sueños ¡NO!, no mis sueños, los necesito para afrontar el tedioso y triste vagar de los acontecimientos en los que se transforma, en demasiadas ocasiones, la vida.

Intentad llevaros, si podéis, la impaciencia y la venganza, son hijas de la ignominia, demasiado poderosa, demasiado tentadora, seductora más bien, como para atreverse si quiera a rozar uno de sus sinuosos tentáculos, pero no miréis mis sueños, no os acerquéis a ellos con otro propósito que no sea el de conocerlos y compartirlos, son tan ingenuos que no tardarían en ser devorados por cualquier mala intención.

Aquí tenéis la pasividad en primera línea ofreciendo su gesto impasible sin vergüenza, con descaro, tomadla también, yo no la quiero, pero dejad los sueños, mis sueños son la estela que debo seguir para no perderme en medio del caos que se adueña de la libertad y lo espontáneo.

¿Cómo podría ser una pizca feliz sin mis sueños? ¿Qué me espera donde no llega la realidad si no puedo dejar que estén allí mis sueños? Ellos son la avanzadilla que me susurra cada noche y cada día lo que aún se puede conseguir y todo lo que tal vez otros vean porque a nosotros no nos toca aún disfrutar, o padecer.

Siento mientras sueño porque existo mientras sueño ¿cómo puede alguien negarse esa parte fundamental de sí mism@?

¡Dejadme soñar! que son míos esos sueños que alocados se dan de bruces con la realidad y, descalabrados, se ponen en pie y vuelven a volar buscando en las nubes un lugar en el que descansar.